Un efecto secundario de ser padre primerizo es el aumento de peso y para colmo, mientras nosotros engordamos, ellas adelgazan. Tras dar a luz, las mujeres pierden la mitad del peso del bebé al cabo de seis semanas. Con nosotros ocurre al revés, pudiendo llegar a ganar unos 2 kg. Esto es lo que ha revelado un estudio de la Northwestern University. ¿Pero por qué engordamos cuando nos convertimos en padres?.
3 causas por las que engordamos cuando nos convertimos en padres
- No comer bien: Tener un hijo nos cambia la vida, tanto que no tenemos tiempo para nada, ni siquiera para comer. Por eso, es muy tentador alimentarse de platos precocinados. No permitáis que vuestro hijo dicte vuestra dieta, porque si vosotros mantenéis una dieta saludable, ellos os acabarán imitando. Recordad que sois el ejemplo más inmediato a seguir.
- No hacer ejercicio: Por el mismo motivo que lo anterior. Un hijo condiciona tu estilo de vida, pero no tiene porque hacerlo en este sentido. Puedes aprovechar sus horas de siesta para hacer ejercicio o, lo que es mejor, juega con él y no te quedes mirando.
- No dormir bien: Es difícil dormir toda la noche del tirón cuando se tiene un bebé, ya que suele despertarse a menudo. Durante el sueño es cuando producimos la hormona del apetito (leptina), por lo que si no dormimos bien, es muy tentador un atracón de carbohidratos Como alternativa a éstos, una manzana es una buena opción.
En definitiva, estas 3 causas no son más que los 3 pilares fundamentales en los que se sostiene una buena salud. No hay mejor excusa para cuidarla que ser padre.
En todos los casos, una alimentación saludable, el ejercicio físico y un buen descanso son determinantes para no aumentar peso.