Existen muchas creencias populares en torno a cómo debemos entrenar nuestro cerebro ante un reto, incluso algunos creen que tomar un café bien cargado o comer un trozo de chocolate es suficiente. Sin embargo, el secreto está en la respiración.
No hay nada mejor que aprender a respirar profundamente para preparar nuestro cerebro ante cualquier desafío que se nos presente. Es lo que dice la ciencia a través de un estudio realizado por neurobiólogos del Instituto de Ciencia Weizmann y publicado en Nature Human Behavior.
Los mamíferos terrestres olemos al coger aire a través de nuestros conductos nasales y esta información llega a nuestro cerebro a través del sistema nervioso. El objetivo de este estudio es probar que todo nuestro cerebro procesa nueva información cuando inhalamos y no solo el olfato. Es lo que han denominado como cerebro olfativo.
Para ello, diseñaron un experimento con el que poder calcular el flujo de aire a través de las fosas nasales de los participantes, al mismo tiempo que se les presentaban una serie de problemas matemáticos, verbales y de visualización espacial. Dicha investigación destaca que los individuos que inhalan ante una tarea difícil consiguen mejores resultados que los que exhalan en el mismo contexto.
De estos resultados, se extrae que nuestro sistema olfativo no solo sirve para su función básica de oler, sino que también puede influir en nuestra función cerebral.
Además, nada de esto tiene que ver con la oxigenación del cerebro. La inhalación se produce antes de que el oxígeno vaya de los pulmones a nuestro cerebro. Por tanto, los resultados de esta investigación demuestran que no solo el olfato es receptivo a nuestra respiración, sino también todo nuestro cerebro.
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