La respuesta es muy simple: no, mientras se beba con moderación. La cerveza, tan popular en todo el mundo, si se consume de forma moderada puede llegar a ser incluso nuestra aliada dentro de un estilo de vida saludable.
Para empezar, se trata de una bebida natural con un bajo aporte calórico, ya que un vaso de 200 ml tiene tan solo 90 calorías, cantidad que se reduce a 34 en la cerveza sin alcohol. Pero ésta no es la única cualidad de la cerveza. Según el Centro de Información de Cerveza y Salud de España, la cerveza contiene:
- Lúpulo: Contribuye a la estabilidad de la espuma y aromatiza de la cerveza, pero además tiene propiedades antisépticas.
- Malta: Proporciona carbohidratos, minerales, ácidos orgánicos y vitaminas esenciales para nuestro organismo. También es la responsable del color que caracteriza a la cerveza.
- Agua: Es el ingrediente más importante de la cerveza y el que contiene en una mayor cantidad.
- Minerales: La cerveza nos aporta 36 mg/l de silicio, un mineral que favorece la formación ósea. También contiene magnesio, potasio y una pequeña cantidad de sodio.
- Ácido fólico: Esta vitamina del grupo B es fundamental en el mantenimiento de nuestra vida celular.
- Vitaminas: También contiene pequeñas cantidades de otras vitaminas del grupo B.
- Fibra: El consumo moderado de cerveza sin alcohol es equivalente al 17% de la ingesta diaria de fibra. Esto la convierte en la bebida con mayor aporte de fibra en nuestra dieta y, por tanto, una aliada contra el estreñimiento.
- Polifenoles: Estos antioxidantes naturales evitan los fenómenos oxidativos responsables del envejecimiento de nuestro organismo.
En definitiva, si incluimos la cerveza en nuestra dieta diaria, nuestro corazón, nuestros huesos y nuestro cuerpo en general nos lo agradecerán.