Durante las vacaciones de verano comemos menos, pero peor y solemos priorizar el descanso a la actividad física. Si no controlamos lo que comemos y dejamos de hacer ejercicio físico, podemos llegar a ganar entre 2 y 5 kilos. Este peso que hemos ganado tan rápidamente, sin embargo, será mucho más costoso perderlo.
Además de volvernos más sedentarios y descuidar nuestra alimentación, existe otro factor no tan evidente para explicar por qué engordamos más fácilmente en verano. Se trata del calor, que evita que nuestro organismo queme calorías de forma natural. En invierno necesitamos quemar más calorías para poder combatir las bajas temperaturas externas y seguir manteniendo nuestro calor corporal. Sin embargo, en verano este fenómeno denominado termogénesis no se produce, ya que al subir las temperaturas, no lo necesitamos.
Por tanto, los alimentos más calóricos son ineficaces para combatir el calor. Al contrario, durante la estación estival necesitamos hidratarnos más y consumir alimentos con un bajo aporte calórico, ricos en sales minerales. Así, si la fruta y verdura se convierten en las protagonistas de nuestra alimentación en verano, podremos dar a nuestro organismo lo que necesita sin engordar.
Para finalizar, tenemos que ser conscientes de que en esta época del año contamos con una ventaja. En verano los días son más largos, hay más luz solar y nuestros biorritmos cambian. ¿Por qué no aprovechamos que nuestro cuerpo está más activo para seguir con nuestra actividad física habitual? Manteniendo una alimentación saludable y practicando ejercicio, disfrutaremos del verano sin ganar peso.
Si queréis saber más sobre cómo cuidar nuestra salud en verano, podéis consultar los siguientes artículos:
- 10 consejos para disfrutar de un verano saludable
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- Los helados también pueden ser saludables
Debido a las altas temperaturas del verano, debemos cuidar nuestra alimentación más que nunca.