abrazos Sí, sin moderación alguna, porque algo tan simple como abrazarnos mejora nuestra calidad de vida. Los abrazos aumentan nuestra autoestima, disminuyen nuestra presión arterial y nos aportan una autentica sensación de tranquilidad. Al abrazarnos todos nuestros órganos se activan: nuestro corazón, nuestro cerebro, nuestros sensores de la piel y nuestro sistema endocrino. Los abrazos nos premian con una energía y equilibrio extras, liberándonos de preocupaciones y consiguiendo que disfrutemos más de la vida.
Esto tiene una explicación científica. Está demostrado que abrazarnos no solo detiene la producción de cortisol, una hormona que producimos ante el estrés, sino que también prolifera la segregación de oxitocina, que nos hace sentir bien y cariñosos. Incluso esta reacción química está asociado con el compromiso social, consiguiendo que empaticemos con otras personas. Por otro lado, cuando nos tocan, acarician o abrazan, nuestros receptores de la piel también se activan enviando señales al nervio vago del cerebro, responsable de la reducción de presión sanguínea.
Los expertos recomiendan un mínimo de cuatro abrazos diarios para gozar de esta sensación de bienestar, pero además establecen que son especialmente beneficiosos en personas con estrés, depresión u otro trastorno emocional.
¿Nos abrazamos?