Se cree erróneamente que correr solo es cuestión de piernas. Sin embargo, en cada zancada influye la posición del tronco, cabeza, brazos y, por supuesto, de las manos. Al no prestarles la debida atención, solemos adoptar algunas posiciones incorrectas como:
- Manos extendidas
- Puños cerrados
- Manos demasiado relajadas
- Manos hacia fuera
La posición correcta que deben tener nuestras manos al correr es:
- Debemos tomarlas como una prolongación de nuestros antebrazos, para que no interfieran en la trayectoria lineal del desplazamiento.
- Nuestros antebrazos deben formar un ángulo de 90 grados con la parte superior de nuestros brazos, generando un movimiento pendular desde los hombros.
- Nuestros codos deben ir siempre pegados al cuerpo, evitando que se crucen nuestras manos, para conseguir que este movimiento pendular tenga la misma dirección que el desplazamiento.
- Nuestras manos debe estar relajadas, con los dedos ni abiertos ni cerrados, como si estuviéramos cogiendo una naranja. También los flexores y extensores de los dedos deben permanecer relajados, para evitar esfuerzos innecesarios.
Partiendo de estas pautas, debemos encontrar una posición de semiflexión donde nos sintamos cómodos y oscilar los brazos respetando ese eje. Así mismo, no debemos olvidar que el tronco no se mueve, por lo que debemos trabajar la estabilización de nuestro core.
Por tanto, lo correcto es que nuestros brazos se muevan desde los hombros de forma paralela a nuestro eje, mientras que nuestro tronco permanece rígido, para evitar oscilaciones y perder energía.
No os olvidéis que para correr bien hay que cuidar la técnica. ¡Practicar es indispensable!.
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