El verano se está acabando y empiezan los preparativos para la vuelta al colegio. Pero además de libros y cuadernos, ¿habéis pensado en meter algo de actividad física en la mochila de vuestros hijos?.
Siempre sucede que cuando un niño baja su rendimiento académico, sus padres le prohíben seguir entrenando. Pues bien, no existe ningún estudio que corrobore que el deporte afecte negativamente en los estudios de los niños, más bien todo lo contrario. Muchas veces esta reacción de los padres no es más que una respuesta a modo de castigo por no haber aprobado los exámenes o temen que los entrenamientos les quiten horas de estudio. Sin embargo, asociar el fracaso escolar con la práctica de ejercicio es un gran error.
En muchas ocasiones ya os he explicado los beneficios de la actividad física tanto a nivel físico como psicológico, que se cumplen también en niños y jóvenes, pero además es importante para inculcarles unos valores fundamentales en su desarrollo personal: compromiso, disciplina y responsabilidad.
Por otro lado, el deporte aeróbico, coordinado y con toma de decisiones, como por ejemplo el tenis, produce la proteína BDNF, que mejora la memoria y el aprendizaje.
En definitiva, los padres deben darle la importancia que se merece a la práctica de ejercicio físico también durante el curso escolar, sin embargo, es tarea de nosotros los entrenadores ayudar a los niños a planificarse, comprometerse con el deporte y ser responsables con éste y sus estudios.
El deporte nunca debe ser una asignatura pendiente.