Las estadísticas hablan por sí solas, ya que el 80% de la población adulta ha sufrido lumbalgia o dolor de espalda por lo menos una vez en su vida. Más frecuente en hombres que en mujeres, aunque no es grave, sabemos que causa muchas molestias. Este dolor que se creía el resultado de alteraciones estructurales en la espalda (desgaste, escoliosis, hernias o artrosis) ahora se sabe que en el 96% de los casos se debe a razones neurológicas. También ha quedado demostrado que la inflamación, la contractura muscular y el dolor se pueden aliviar con actividad física controlada, nunca con reposo.
No son necesarias las pruebas radiológicas
Con las radiografías se pueden detectar problemas en la espalda que también debemos tener en cuenta, pero que no tienen relación alguna con el dolor:
- A partir de los 30 años es habitual encontrar espondiloartrosis, degeneración discal o artrosis, síntomas de que nuestro disco invertebral está perdiendo densidad.
- El 70% de la población tiene escoliosis.
- Otro número importante de personas presentan hernia discal, protrusión o estenosis.
Por tanto, este tipo de pruebas no aportan ningún valor en lo que respecta a la lumbalgia. Además, suponen una irradiación innecesaria.
Adoptemos un tratamiento sin reposo
En cuanto al tratamiento de la lumbalgia, tradicionalmente se aconsejaba descansar en cama. Sin embargo, debemos saber que el reposo es lo peor para el dolor de espalda. Aunque tengamos más artrosis, esto no nos va a implicar tener más dolor, porque ya hemos vistos que son síntomas independientes. Además, la lumbalgia no es tan grave y se puede reducir mediante actividad física específica.
En cuanto a qué tipo de actividad física se debe realizar, se solía recomendar la natación, pero no se ha demostrado que resulte más eficaz que otros deportes. Es más, si no se sabemos nadar bien, al final podemos adquirir malas posturas que pueden empeorar nuestro dolor de espalda. Por norma general, lo importante es fortalecer los músculos de la espalda, pero también la de los abdominales, glúteos y cuádricep.
Sin duda, lo más aconsejable en este sentido es acudir a un entrenador personal u otro profesional de la actividad física. Éste encontrará la causa del dolor y sabrá cómo mitigarlo mediante ejercicios específicos: totalmente adaptados a cada persona y a las características de su dolor.
Para reducir el dolor de espalda, debemos evitar el reposo y mantener una actividad física específica y controlada.
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