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¿Las emociones pueden provocar dolor de espalda?

dolor de espalda

No sólo el estado de nuestra salud afecta a nuestras emociones pudiendo transformar un dolor en apatía, tristeza o estrés, si no que nuestro estado de ánimo también influye en el bienestar de nuestro cuerpo. Teniendo en cuenta está intrínseca relación, algo tan común como el dolor de espalda podría estar ligado a nuestras emociones en muchos casos. Por tanto, es importante que aprendamos a comprender qué nos ocurre para poder curarnos y evitar daños mayores. Veamos los diferentes tipos de dolor de espalda para descubrir cuál podría ser su fuente emocional:

Parte superior de la espalda (7 vértebras cervicales)

La parte superior de la espalda pertenece a la zona del corazón, abarcando las vértebras cervicales. Éstas se asocian con la comunicación, el grado de apertura metal y la autoestima. Si vivimos con la sensación de que nos juzgan o critican, tenderemos a cerrarnos como una ostra, dañando la zona cervical. Si sentimos que nuestras capacidades intelectuales se desvalorizan, esto incidirá especialmente en las cervicales C1, C2, y C3, mientras que las cervicales inferiores responderán ante la injusticia que sentimos. De este modo, cada vértebra nos da importante información sobre el origen de nuestra dolencia.

Parte central de la espalda (12 vértebras dorsales)

La parte central de la espalda comprende la región torácica del cuerpo, entre el corazón y las vértebras lumbares. Como en el caso anterior, los malestares en esta zona también pueden tener una razón emocional. El dolor en las vértebras dorsales estaría asociado con la culpabilidad afectiva y puede llegar a provocar dolencias en otras partes de nuestro cuerpo. Debemos evitar refugiarnos en nosotros mismos y así eliminar negatividad, ideas obsesivas y frustraciones.

Parte inferior de la espalda (5 vértebras lumbares)

Se trata de una parte del sistema de sostenimiento, que se localiza entre la cintura y el coxis, compuesta por las 5 vértebras lumbares. El dolor en esta región revela la existencia de inseguridades materiales (trabajo, dinero o bienes) y afectivas. A veces estamos tan preocupados por lo material que nos sentimos vacíos y tristes, incluso podemos llegar a basar nuestro valor personal en la cantidad de bienes que conseguimos. Al mismo tiempo también deseamos calidad tanto en lo que poseemos como en las relaciones personales. Esto también se relacionaría con la preocupación por otras personas, interiorizando sus problemas como propios, y con la dificultad de enfrentar los cambios sin la estabilidad que nos aporta la rutina.

En definitiva, solemos aliviar el dolor de espalda con medicamentos y tratamientos, pero si se trata de un dolor de origen emocional, no resultará suficiente y volverá tarde o temprano.

Como siempre digo; entrena bien, aliméntate bien, y… ¡piensa bien! 

Cuando uno de estos eslabones falla, repercute en toda la ‘cadena de vida’

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