No cabe duda que hacer ejercicio es un factor fundamental para prevenir enfermedades y aportarnos una mejor calidad de vida. Sin embargo, en exceso puede llegar a ser perjudicial como cualquier otra cosa.
Está demostrado que aquellas personas que no están habituadas a practicar ejercicio a una intensidad elevada tienen más probabilidades de padecer problemas articulares, infarto e incluso muerte súbita. El riesgo de estos efectos adversos se reduce a medida que se progresa en el entrenamiento.
Ya os he explicado en muchas ocasiones que, al empezar a practicar ejercicio, es conveniente consultarlo previamente con un profesional de la Salud y Actividad Física. Un entrenador personal sabe cómo adaptar las sesiones de entrenamiento progresivamente a las características personales de cada individuo, evitando cualquier tipo de riesgo.
Un estudio desarrollado este año, ha revelado que semanalmente no es necesario una dosis de actividad física superior a 75 minutos de ejercicio vigoroso o 150 minutos moderado, para que mejore nuestra salud reduciendo:
- 31% Cualquier causa de mortalidad ( 45% con alta capacidad aeróbica)
- 33% Enfermedades cardiovasculares (50% con alta capacidad aeróbica)
- 30% Cáncer de colon
- 20% Cáncer de mama
- 40% Diabetes tipo 2 (50% con alta capacidad aeróbica)
- 32% Hipertensión (50% o más con alta capacidad aeróbica)
- 31% Caídas
El ejercicio debe adaptarse a la condición física de cada persona.