Encontrar nuestra media naranja es motivo de alegría, tanto que en muchos casos podemos llegar a experimentar lo que se suele llamar «curvita de la felicidad» y su consecuente aumento de peso. Esto se debe a que es más fácil caer en la tentación de comer mal, cuando alguien nos secunda. Es lo que se denomina convergencia dietética. Si a nuestra pareja le apasionan las ensaladas, no hay problema, pero si le encanta cocinar y comer, lo más seguro es que acabemos cogiendo unos quilos de más. De hecho, está demostrado que cuando empezamos a vivir en pareja solemos ganar alrededor de unos 2 quilos.
Trucos para no engordar con pareja
- Comer más lentamente: Se trata de multiplicar por dos las veces en que mastiquéis un bocado. Aunque parezca increíble este simple gesto hace que comamos un 15% menos.
- No hagáis la compra con hambre: Además de que gastaréis menos, como ya os he explicado en un anterior artículo, compraréis alimentos menos calóricos y más saludables.
- Practicad ejercicio juntos: Es la forma más sana de compartir un hobby. Si empezáis a hacer deporte, seguramente vuestra pareja os acompañe y viceversa.
Tener pareja no es una excusa para no comer bien y no hacer ejercicio, porque más allá del físico, nuestra salud depende de ello.