En realidad, las relaciones sexuales también son una actividad física, la más común que realizamos, y que tiene grandes beneficios en nuestra salud, no solo físicamente sino también mentalmente.
Sin embargo, son pocas las investigaciones realizadas que se han parado a analizar la respuesta fisiológica durante su práctica. Esto sería muy útil en determinadas personas, por ejemplo, con problemas cardíacos, pero también en deportistas que practiquen relaciones sexuales antes de una competición y temen si éstas limitan su rendimiento físico.
Algunos estudios recientes, han concluido que las relaciones sexuales se tratan de una actividad física con una intensidad media-ligera, es decir, un tercio del gasto energético que supondría 30 minutos de carrera moderada. Por tanto, si mantenemos relaciones sexuales, esto implicará un incremento del gasto energético de una manera más placentera que una carrera o una marcha. Estos resultados deben ser tenidos en cuenta por profesionales de la salud, sobre todo en personas con afecciones cardiacas.
En definitiva, estos datos también reflejan lo que ocurriría, si practicamos relaciones sexuales el día anterior a competir. El acto sexual no se trata de una actividad física tan fatigante como para que nos condicione nuestro rendimiento físicamente. Así que ya sabéis, haced el amor y no la guerra.
Eso sí, con moderación 😛