En artículos anteriores ya os he hablado de la importancia de una dieta diaria que incluya proteínas y que el 50% deben ser de origen vegetal. Es fundamental para una correcta recuperación de nuestro entrenamiento, pero también la pérdida de peso se relaciona con un alto consumo de proteínas debido a su poder saciante. Además, también se ha comprobado una mejora de la repuesta a la insulina en enfermos de diabetes tipo II.
Por tanto, parece más que conveniente que mantengamos una cantidad alta de proteínas a diario, ya sea por alimentación o suplementación, para poder disfrutar de todos estos beneficios. Sin embargo, se ha generalizado la idea de que también puede ser perjudicial, hasta el punto de poder padecer enfermedades renales debido al esfuerzo necesario para metabolizarlas. Esto es falso. Estudios recientes han demostrado que una dieta alta en proteínas no afecta a personas con una función renal normal, solo aquellas que ya presentan insuficiencia renal en su historial médico.
En definitiva, nuestro consumo habitual de proteínas no resulta suficiente para cubrir las necesidades de ningún tipo de población, especialmente en deportistas o incluso ancianos en los que la atrofia muscular es mayor. Si incrementamos nuestro consumo de proteínas, no supondrá ningún perjuicio para nuestra salud, a pesar de la falsa creencia que se ha extendido.
De todas maneras, como siempre os recomiendo, debemos consultar nuestro caso particular a un profesional de la Salud y Actividad Física.
Una ingesta elevada de proteínas solo es dañina en personas con insuficiencia renal.