En otras ocasiones, ya os he hablado del sedentarismo y de cómo se ha convertido en la principal enfermedad de nuestra sociedad. Lo sigue siendo, a pesar de modas como el runnig o el auge de los centros deportivos. La OMS revela en un estudio de 2013 que pagamos la falta de actividad física al precio de unos 60.000 euros, pero además le cuesta la vida a alrededor de 5 millones de personas cada año. Por tanto, se considera una de las primeras causas de mortalidad en la actualidad, solo superada por el tabaco.
Lo peor de todo es que no es necesario grandes esfuerzos para cambiar las estadísticas. Con solo una hora diaria de ejercicio, evitamos gran parte de los efectos negativos del sedentarismo. Sin embargo, la OMS también manifiesta que 1/4 de la población mundial adulta no ponen en práctica sus consejos.
Por otro lado, una persona que se pasa sentada 8 horas al día, pero el resto del día permanece activa, tiene menor riesgo de muerte. Sin embargo, la probabilidades crecen en individuos menos activos, aunque no pasen tanto tiempo sentados diariamente. Esto nos indica que hacer ejercicio es lo que realmente marca la diferencia de unos a otros.
En definitiva, no se trata de empezar a practicar un deporte o ir al gimnasio. Simplemente debemos hacer la actividad física que más nos guste cada día durante una hora: pasear, andar en bicicleta o incluso bailar.
Pagamos el sedentarismo con nuestra salud y evitarlo es tan fácil como hacer ejercicio.